martes, 29 de marzo de 2011

Seguir andando.

Voy a empezar a pensar que todo me da lo mismo, porque realmente me da igual. ¿Qué me voy a llevar conmigo cuando todo termine? Exactamente lo mismo que tengo ahora, absolutamente nada.
Me llevaré conmigo un saco de ilusiones vacías, de recuerdos inútiles y de carencias pesadas que no me dejarán levantarme de nuevo. Siempre me ha gustado cargar un peso sobre mis espaldas, pero si no tengo ni siquiera eso, ¿acaso vale la pena seguir andando?.

lunes, 28 de marzo de 2011

Perdida en mi.

Sigo sola, esperando ese soplo de aire fresco que me falta cada día. Sigo sin saber qué pasa a mi alrededor y por qué me ocurre todo esto. Sigo planteándome día y noche qué estaré haciendo mal y cuánto daño estaré haciendo sin darme cuenta, cuántas heridas no estaré dejando cicatrizar y qué clase de arma utilizo para desgarrar las entrañas de la gente que me importa.
Estoy perdida en medio de una isla abandonada en el océano más grande que existe, y tengo miedo. Tengo miedo de no ser nunca suficiente, de no estar a la altura de las circunstancias y de vivir por encima de lo que se supone que debería vivir. No me veo capaz de ser solamente un mero número de una lista incalculable de seres muertos, aburridos, olvidados. No sé el nombre del pedacito de tierra en el que me encuentro, pero supongo que el tremendo océano soy yo, así que sólo puedo dar por hecho que sigo perdida en mi.

sábado, 26 de marzo de 2011

Todavía no te has ido.

Ya lo busqué, hice lo que sentí, ahora sólo me queda apalear esa parte de mi que quiere verte, abrazarte, sentirte, tocarte, no alejarse de ti en ningún momento. Me queda aceptar esas palabras que implican una distancia considerable, me queda aceptar que puede que mañana te hayas cansado de mi y quieras olvidarme. Aun así no quiero verla. No me apetece imaginar el día en que no te vea, no me hables, deje de ser una enana, pequeña, bonita... Prefiero no imaginarlo. Prefiero vivir en la ignorancia de esos hechos que no deseo que afecten a mi cerebro, prefiero construir verdades que recordar si alguna vez te marchas, dejarme llevar por el tiempo, por el momento, lograr que el agua que me moje la cara sea de lluvia y pensar en tu acalorada piel rozando mi empatía y dejándote ver, dejándome ver que todavía no te has ido.

miércoles, 23 de marzo de 2011

Espontáneo.

Llevo 18 años planificando cada uno de mis pasos, 18 años enfadándome conmigo misma cuando algo no me ha salido bien. Llevo demasiado tiempo encarcelada en mi propio redil, entre mis mianías, mis miedos, mi excesivo autocontrol, mi permanente corrección en cada nota de voz que ha salido de mi cabeza.
Quizás ahora sea mi turno. El momento en el que deje de controlarme y de querer adivinar qué pasará mañana o qué haré hoy. Es hora de dejar de buscar explicaciones a por qué el pasado fue de una determinada manera y buscar motivos para dejarme complacer por el futuro.
Me he dado cuenta de que mil veces aparecen cosas sin buscarlas, de que no decido qué hacer con ellas, sino que ellas me manejan a su antojo, y de que puede que aquellas personas a las que hoy puedo abrazar, mañana ya no estén o se marchen sin previo aviso. Hoy he decido aprovechar cada segundo de mi vida, reírme, llorar, abrazar, acariciar, dejarme llevar por mis instintos sin pensar en qué vendrá después, porque hoy he decidido que eso ya no es lo importante. No quiero tener suerte con las cosas que aparezcan en mi vida, quiero ganármelas a pulso.
Todo el mundo ha respirado el dulce aroma de lo espontáneo, pero ahora seré yo quien dé la bocanada más profunda.

jueves, 17 de marzo de 2011

La más dulce de las torturas.

Perdí todo en lo que creía hace poco tiempo, de manera progresiva, dolorosa, cansada. Perdí las ganas de sentirme viva, de estar rodeada de los míos, de ser ayudada y compadecida por los que más me querían. Ya no sé si me queda compasión, si necesito que me queden tus recuerdos para sentir daños irreparables que me hagan pensar que volverás algún día, y que no perderé más de lo que ya he perdido contigo.
No me hace falta darme cuenta de que ya no estás, te siento cada día un poquito más lejos, os siento a todos. Me voy marchando por mi camino de piedras, echando la vista atrás de vez en cuando, con la mirada perdida en un bar, llenando mis entrañas con el delírio más perfecto. ¿Qué me queda? Los vasos repletos no me responden a eso, el humo se esfuma sin contestarme, y yo me canso de preguntar.
Ya no queda consciencia, todo da vueltas, los sonidos no resultan abrumadores ni ensordecedores, las luces ya no me dañan los ojos. Todo lo que me salía mal ya no me importa, me siento acompañada por la más dulce de las torturas.

miércoles, 9 de marzo de 2011

Días de lluvia.

El miedo no nos lleva a ningún sitio.
Voy a confiar en ti.
Voy a darlo todo.
Voy a ser lo que tú quieres que sea, sin dejar de ser yo.
Voy a darte todo lo que me pidas, pero no más de lo que soy capaz de dar.
Antes de exigir un mundo, regala el tuyo primero.
No pienso dejar de quererte.