jueves, 27 de junio de 2013

P.G.

Frío tú, frío conmigo. Y así es como mi mundo se hace pequeño, y la vida me empieza a quedar en ocasiones demasiado grande.

miércoles, 26 de junio de 2013

Verdad sin valor.

¿Sabes? Ya paso de darle vueltas a si estarás con otra, si he hecho las cosas mal, si podía haberlas hecho mejor, si hablé demasiado o cambié palabras adecuadas por inapropiadas.
No puedo más, pero ni contigo ni con nada, y no me malinterpretes, es sólo que tengo demasiadas cosas en las que pensar y ojalá tu quisieras ser una de ellas, pero si no quieres no voy a forzarte a serlo.
Teóricamente todo es muy fácil y yo complico las cosas como la que más, si, puede ser; pero en la práctica todo es mucho más complicado, porque resulta que siempre voy a ilusionarme con la persona equivocada, a creerme las mentiras que cualquiera me pueda contar, a ser el perrito faldero de quien quizás menos se lo merezca. Para mi la omisión de verdad es lo mismo que la mentira, y yo no sé qué has hecho tú, pero si sé que muchas cosas empiezan a descuadrar en toda esta historia. Y puedo y, de hecho, quiero creer que todo lo que  me has dicho hasta hoy ha sido verdad, que no me has engañado y que tus intenciones en ningún momento eran hacerme daño, aunque posiblemente lo que me esté matando desde hace 18 años es pensar que todo el mundo es bueno, que la gente piensa y actúa como yo en cuanto a cariño se refiere y posiblemente me esté equivocando ahora y me siga equivocando toda mi vida, porque cada vez más me doy cuenta de que nada es lo que parece o lo que dice ser, nadie defiende unas verdades con otras y la persona sincera, pocas veces resulta ser valiente. ¿Qué es realmente la sincerdidad sin valor? Yo te lo diré, no es nada. No es nada saber que otro se equivoca y callarse por no hacerle daño, no es nada crear ilusiones y luego dejarlas marchar en vez de decir "he cambiado de idea", no es nada hacer promesas y borrarlas de un soplo. Si no vas a cumplir ni sueños ni promesas, cierra la boca y por lo menos demuestra que eres tan adulto o adulta como te sientes.

Me encantas.

Me encantas. Todos los días. A todas horas. En todas tus facetas. En todos tus humores. En todos tus momentos. En todas las canciones que salen de tus manos. Me encantas.

miércoles, 20 de marzo de 2013

Ojalá.

Ojalá mi vida no termine en un suspiro. Ojalá no te marches nunca de mi lado. Ojalá deje algún día de temer momentos que quizás luego nunca lleguen.

Punto.

Pues si, somos igual de niños, nos gustan las cosquillas, hablarnos con vocecita amorosa, disfrutar mirando al techo mientras nos cogemos la mano, soñar e ilusionarnos mirando escaparates, pensar en cocinar no sólo la cena del sábado sino también nuevos proyectos que ansiamos vivir juntos. Nos alimentamos cada segundo de recuerdos, de los recuerdos que día a día construimos para regalarnos el uno al otro, nos reímos, lloramos, reflexionamos sobre nuestras circunstancias a veces buenas y a veces mejorables, somos cada vez más grandes, más importantes, más necesarios y mucho más fuertes, yo al menos gracias a él, que me ha enseñado tanto, que me ha enseñado lo que es realmente vivir y ser feliz, a pesar de todo. Que nada es tan malo como para no aprender de ello y nada es tan bueno como para no poder ser real, porque la primera prueba de que las cosas geniales existen y no van seguidas de dolor es él mismo. Si esto no es amor, no sé qué será, si no es envidiable para el resto del mundo a nosotros no nos importa, y si el universo decide algún día seguir girando y dejarnos tirados por el camino, no pasa nada, porque siempre nos tendremos agarrados de la mano o de un retal de la camisa para seguir caminando sin dirección clara pero si fija, la nuestra propia, la que nosotros, inseparables, estamos decidiendo seguir segundo a segundo. El amor existe, y pensé que nunca lo diría, pero yo ya lo he encontrado.

miércoles, 26 de septiembre de 2012

Sola.

No cuestiona, ni persigue. Se cansó de correr jadeante tras las multitudes, de llegar a la meta tarde y sin compañía.
Quien algo quiere, algo le cuesta.
Escala la montaña hasta la cima, sólo entonces ganarás que su mano se extienda para darte una oportunidad.

Sin son.

Sin sonrisa, por supuesto.
Hay momentos en los que la gente se pregunta por qué la chica nunca sonríe; quizás por cabezota, por obsesionarse, por pensar mil veces en negativo y de vez en cuando en algo bueno.
Las princesas dejaron de existir cuando Walt Disney murió, dejando congelado el corazón de millones de cabecitas con corona, al igual que el suyo propio.
No, jamás, es demasiado complicado que sus labios se estiren en son de paz, se siente débil y desprotegida pensando que puedan herir todavía más sus sentimientos y su fe en la vida a carcajadas.
Sin embargo puede que no tenga sonrisa o que simplemente no quiera mostrarla haciendo ver que es algo que sin duda regala a la gente especial. Seguiremos pensando que no tiene son, ni sentido sensacional.
Tanta curiosidad llega a suscitar que nadie se atreve a preguntar el por qué de ser la chica que jamás sonríe.