miércoles, 23 de marzo de 2011

Espontáneo.

Llevo 18 años planificando cada uno de mis pasos, 18 años enfadándome conmigo misma cuando algo no me ha salido bien. Llevo demasiado tiempo encarcelada en mi propio redil, entre mis mianías, mis miedos, mi excesivo autocontrol, mi permanente corrección en cada nota de voz que ha salido de mi cabeza.
Quizás ahora sea mi turno. El momento en el que deje de controlarme y de querer adivinar qué pasará mañana o qué haré hoy. Es hora de dejar de buscar explicaciones a por qué el pasado fue de una determinada manera y buscar motivos para dejarme complacer por el futuro.
Me he dado cuenta de que mil veces aparecen cosas sin buscarlas, de que no decido qué hacer con ellas, sino que ellas me manejan a su antojo, y de que puede que aquellas personas a las que hoy puedo abrazar, mañana ya no estén o se marchen sin previo aviso. Hoy he decido aprovechar cada segundo de mi vida, reírme, llorar, abrazar, acariciar, dejarme llevar por mis instintos sin pensar en qué vendrá después, porque hoy he decidido que eso ya no es lo importante. No quiero tener suerte con las cosas que aparezcan en mi vida, quiero ganármelas a pulso.
Todo el mundo ha respirado el dulce aroma de lo espontáneo, pero ahora seré yo quien dé la bocanada más profunda.

No hay comentarios:

Publicar un comentario