miércoles, 2 de noviembre de 2011

A tu lado.

Por mucho que lo niegue, te echo tanto de menos... Han pasado tantos días, tantos meses y aún te sigo recordando como si te tuviera delante, como si tu aliento siguiera bajando por mi nuca, como si tus manos todavía estuvieran retorciéndome el pelo, como si nada de lo que finalmente pasó hubiera pasado.
Pienso cada día qué no hice para tenerte a mi lado, qué me faltó darte o qué no supe ver en tus ojos día tras día, segundo tras segundo... Y date cuenta de las veces que me quedé embobada mirándolos como si no hubiera mañana, de las veces que contuve la respiración al sentir que te acercabas y del miedo que pasé pensando que quizás era el último momento que compartíamos.
Parezco idiota siguiendo enfrascada en la botella de momentos que decidimos descorchar, "ya pasó" me dicen, pero ni así soy capaz de olvidarte, ni pensando en el dolor que sentí cuando el vidrio empezó a agrietarse. Ya son horas de dejarlo estar, ya lo sé, pero hay algo que no me deja.
En su momento te dije que había que ser egoísta, te di a entender todo lo contrario a lo que pensaba porque solo quería ser tan fuerte como tú. Me equivoqué. Otra vez.
Te quise tanto y te olvidé tan poco, jamás te pude comparar con nadie, y sin embargo ahora no dejo de comparar a los demás contigo sin poder hacerlo, porque hasta hoy nadie es comparable contigo, lo pensé, lo pienso ahora, pero espero no pensarlo siempre, porque realmente tampoco quiero estar condenada a esperarte toda una vida sabiendo que no vas a volver jamás, sabiendo que ni me has querido, ni me quieres, ni me querrás, y que probablemente tampoco me recuerdes, que fue bonito mientras duró pero se quedó por el camino y que las palabras, gestos, caricias y mimos que me regalaste, deben quedar guardadas en el fondo del cajón de los calcetines, donde tarde mucho tiempo en volver a buscar y a encontrar y donde pueda olvidar tranquilamente, sin recuerdos que me persigan hasta en sueños.
Un clavo saca a otro clavo, yo no quiero sacarte de mi mente a fuerza de golpes, pero si rezo para que llegue algo que me haga darme cuenta de que dentro de tu infame perfección, había algo que fallaba, y ese algo es que en el fondo nunca me tomaste en serio. Solo queda esperar que, algún día, alguien te agradezca que no me quisieras a tu lado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario